domingo, 12 de abril de 2009

El espejo (El, el Gallo y los Hombres)

espejo,gallo


Personajes: Un hombre, un gallo, varias gallinas, y varios hombres.


Locaciones: Una casa de campo, un corral y una taberna.

Soundtrack: “The Man Who Sold The World” – David Bowie. (http://www.youtube.com/watch?v=LSnXjE66tvQ)

Título: “El espejo (El, el Gallo y los Hombres)” Extraído de una pesadilla.

El:

Todas las mañanas se miraba en el espejo, su reflejo, su sonrisa, su mirada, sus muecas, sus defectos.

El espejo, limitado, solo podía mostrarle el cuerpo y nada más.

Al afeitarse, al cepillar su pelo, después de bañarse, las pasadas casuales eran momentos para acariciarse con sus ojos. El espejo siempre estaba allí, dispuesto, quieto.

No notaba el inminente paso de los segundos ante la imagen propia reflejada. El espejo le robaba tiempo, y solo le devolvía un reflejo.


El hombre dejó de ser hombre por verse tanto en el espejo, aquel diabólico reflejo bloqueó la razón y lo lleno de vanidades. Se sintió asfixiado. Ojos inyectados en sangre, un derrumbe de su anatomía. Golpe y suelo.


El Gallo:

Imponente paseaba su pintoresca cola por entre el gallinero, altivo, arrogante, se sabía dueño del lugar.

Las gallinas tímidamente picoteaban el suelo en busca de granos y/o insectos, levantando el cuello de vez en cuando para observar al vigilante gallo.

El gallo, cuyo trabajo consistía en anunciar el alba y preñar a las gallinas, caminaba ocioso, sin rumbo.

Un día el gallo, obstinado de la tarde más calurosa de su vida, se aventuró, quién sabe por qué, dentro de la casa del amo.

Caminando por aquel pasillo, ya no se le veía tan seguro. Al llegar al cuarto del amo, le encontró tirado en el suelo, desnudo y con espuma en la boca.

El gallo le ignoró, su atención estaba centrada en su cola, majestuosamente reflejada en el espejo que bajaba desde el techo hasta el suelo. Le falto el aire. Sangre en los ojos.

Los Hombres:

Entre risas beodas y con las mejillas sonrosadas, estaban sentados alrededor de una mesa de madera en la taberna. La bebida abundaba en las copas y en sus torrentes sanguíneos.

Entre sus vapores etílicos, se preguntaban por su amigo. Hacía días que no le veían y ya le habían notado un comportamiento muy extraño las semanas anteriores.

Preocupados por su ausencia, y en medio de una paranoia borracha, salieron decididos a encontrarlo. Se armaron con escopetas, herramientas de campo, palos y linternas y se adentraron por el camino sabanero que les conducía a la casa de aquel hombre. Los grillos cantores y las brillantes luciérnagas, les acompañaban.

Con la escasa luz de las linternas quebrantaron levemente la oscuridad. El sudor del alcohol y de quien sabe que más, empapaba sus camisas..

Al entrar al cuarto, se encontraron con la horrible escena: La mano de su amigo apenas se dejaba ver cerca de la cola de un gallo y encima de ambos, cientos de gallinas yacían muertas con los picos colmados de espuma. En la pared había un espejo. No tuvieron tiempo de decir nada, algo bloqueó sus gargantas y presionó sus rostros. Ojos rojos.

2 comentarios:

Genesis dijo...

Coño Oscar, que stress de cuento...!!!! Tengo que re leerlo para saber qué es lo que se reflejaba en el espejo jajajajajajaja

Unknown dijo...

Si, este cuento es buenazo.